Animador
Vive cada segundo sin dudarlo.
Si hay alguien a quien se puede encontrar cantando y bailando espontáneamente, ése es el tipo de personalidad Animador. Los Animadores se dejan llevar por la emoción del momento y quieren que los demás también se sientan así. Ningún otro tipo de personalidad es tan generoso con su tiempo y energía como los Animadores cuando se trata de animar a los demás, y ningún otro tipo de personalidad lo hace con un estilo tan irresistible.
Vivir con Pasión
A los Animadores les encanta ser el centro de atención, y todo el mundo es un escenario. Muchos famosos con este tipo de personalidad son actores, pero también les encanta montar un espectáculo para sus amigos, charlar con un ingenio único y campechano, acaparar la atención y hacer que cada salida parezca una fiesta. Totalmente sociables, los Animadores disfrutan con las cosas más sencillas, y no hay mayor alegría para ellos que divertirse con un buen grupo de amigos.
Y no se trata sólo de hablar- los Animadores tienen el sentido estético más marcado de todos los tipos de personalidad. Desde el aseo personal y la ropa hasta una casa bien decorada, los Animadores tienen buen ojo para la moda. Saben lo que es atractivo en cuanto lo ven y no temen cambiar su entorno para reflejar su estilo personal. Los Animadores son curiosos por naturaleza y exploran nuevos diseños y estilos con facilidad.
Aunque no siempre lo parezca, los Animadores saben que no todo gira en torno a ellos: son observadores y muy sensibles a las emociones de los demás. Las personas con este tipo de personalidad suelen ser las primeras en ayudar a alguien a resolver un problema difícil, ofreciéndole apoyo emocional y consejos prácticos. Sin embargo, si el problema tiene que ver con ellos, es más probable que eviten el conflicto en lugar de abordarlo de frente. A los Animadores les suele encantar un poco de drama y pasión, pero no tanto cuando son el centro de las críticas que puede acarrear.
Un Espíritu Espontáneo
El mayor reto al que se enfrentan los Animadores es que a menudo están tan centrados en los placeres inmediatos que descuidan las obligaciones y responsabilidades que hacen posible esos lujos. El análisis complejo, las tareas repetitivas y la adecuación de las estadísticas a las consecuencias reales no son actividades fáciles para los Animadores. Prefieren confiar en la suerte o en la oportunidad, o simplemente pedir ayuda a su amplio círculo de amigos. Es importante que los Animadores se desafíen a sí mismos para controlar cosas a largo plazo, como sus planes de jubilación o el consumo de azúcar: no siempre habrá alguien cerca que pueda ayudarles a vigilar estas cosas.
Los Animadores reconocen el valor y la calidad, lo que por sí solo es un buen rasgo. Sin embargo, en combinación con su tendencia a ser malos planificadores, esto puede hacer que vivan por encima de sus posibilidades, y las tarjetas de crédito son especialmente peligrosas. Más centrados en aprovechar las oportunidades que en planificar objetivos a largo plazo, los Animadores pueden descubrir que su falta de atención ha hecho que algunas actividades les resulten inasequibles.
Los Animadores son bienvenidos allí donde se necesitan risas, juegos y un voluntario para probar algo nuevo y divertido, y no hay mayor alegría para las personalidades de los Animadores que llevar a los demás de paseo. Los Animadores pueden charlar durante horas, a veces sobre cualquier cosa menos sobre el tema del que querían hablar, y compartir las emociones de sus seres queridos en los buenos y en los malos momentos. Si se acuerdan de mantener todo en orden, siempre estarán listos para sumergirse en todas las cosas nuevas y emocionantes que el mundo tiene que ofrecer, con los amigos a cuestas.